
¿Cuantos días más
tendrá que esperar? Su agonía le está matando, sus latidos son cada vez más
débiles, y en algunos momentos de su sufrimiento quisiera latir por última vez.
Mira a su alrededor
y lo único que ve es oscuridad. Pero aun en la oscuridad, siente caricias de
alguien que no sabe quién es, alguien le habla, y le dice que tome su mano, que
no tenga miedo, le promete un mundo mejor fuera de su habitación. Un mundo
lleno de sonrisas, una vida de verdad, ilusiones, sueños, promesas y todas por
cumplir y realizar. Ya no cree en sus palabras, ya no cree en su latido, y eso le hunde todavía más, en su propia
oscuridad.
Quisiera salir,
correr, gritar que lo único que quiere es ser feliz, ver la luz y vivir, pero
ese camino desapareció mucho tiempo atrás, cuando todos sus sueños se
quedaron rotos en un baúl. Y sin saberlo, fue muriendo poco
a poco, delante de todos aquellos que le prometieron felicidad, amor y comprensión. No supo frenar su
dolor y lloró.
Cuantas lágrimas resbalaron por sus mejillas soñando
con una vida perfecta. Era tan fácil y la tuvo en sus manos, y escucho
de lejos a lo que todos llamaban felicidad. Quiso luchar y luchar por algo que
ya estaba perdido y que nunca más volvería a encontrar. Se canso de luchar, y
con eso escribió su muerte en las paredes de su habitación.
Escribió como cada día que pasaba se sentía
más débil, no quería seguir, tan solo quería finalizar
algo que nunca empezó. Escribió sus sueños en un papel y lo quemó, para que
nadie pudiera descubrir lo que había en su interior. 

Nadie le comprendió
cuando un día grito libertad, nadie escucho sus llantos que hacía en soledad.
Pero ahora todos sientes como se apaga el corazón, sin comprender que es lo que
pasó. Y solo él sabe lo que ocurrió, solo él siente su dolor.
Y ahora solo le
queda llorar y gritar que un día tuvo sueños que se rompieron y que nunca
más volverán.
Hoy solo le queda volver a empezar, creer, y volver a soñar.
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